El SAP existe y no es sexista

Lina Serra, la madre “excluída” de Sa Pobla (Mallorca), tras más de un año sin comunicación con su hija menor, por incumplimiento del régimen de visitas, recibe desesperada la noticia de que su exmarido se traslada con la hija a Barcelona.

FAMILIA/ El ex marido de Lina se ha llevado a su hija a Barcelona
“Lo único que quiero es otra oportunidad”



mallorcadiario.com
domingo, 19 de octubre de 2008
linaentrevtPALMA.- “Yo también tengo derecho a ver crecer a nuestra hija”. Este es el mensaje que Lina Serra quería transmitir a su ex marido cuando el pasado 25 de julio, hastiada de la lentitud de la Justicia, se plantó frente al lugar de trabajo de éste, pancarta en mano, en compañía de otros hombres y mujeres que, como ella, luchan por recuperar a sus hijos. Lina llevaba más de un año sin ver a su pequeña Laura.

Desde entonces, han transcurrido tres meses y la situación de esta mujer de sa Pobla, lejos de llegar a una solución, se ha vuelto crítica. La distancia afectiva entre madre e hija aumenta con el paso del tiempo –“porque él sigue sin cumplir con los regímenes de visita»- y por si esto no fuera suficiente, ahora también les separan kilómetros de distancia.

El ex marido de Lina, desoyendo las súplicas de ésta decidió en septiembre emprender una nueva vida lejos de la Isla, en Barcelona, llevándose con él a Laura e incumpliendo el convenio de divorcio que ambos habían firmado en diciembre de 2007 ya que tomó la decisión de marcharse de forma unilateral sin consultarlo siquiera con Lina.

Una decisión que empeora la situación entre madre e hija, que llevan sin verse desde junio del pasado año, cuando Laura se fue a pasar unos días con su padre y ya no regresó. A partir de aquí las cosas entre ambas se complicaron. Ante la negativa de la niña de volver al domicilio materno, Lina decidió ceder voluntariamente la custodia a su padre, “ después de muchos día y muchas noches de sufrimiento, y pensando en todo momento en su bien”, pactando un régimen de visitas y un tratamiento psicologico para la niña que, asegura, nunca se llegó a cumplir.

“Él siempre ha justificado esta situación diciendo que la niña no quería verme. Pero ella es menor de edad y él debería favorecer un encuentro para que nosotras podamos hablar para arreglar nuestros problemas”, apunta Lina.

“En julio de este año, volvimos a reunirnos y decidimos cambiar de terapeuta. Sin embargo, fue sólo un par de veces porque Laura también se opuso a acudir a este psicólogo y su padre se negó a obligarla”.

“ME MEREZCO OTRA OPORTUNIDAD”

Y en medio de esta situación, Lina descubre en septiembre, gracias a los mensajes del instituto al que debía acudir la niña, que su ex marido se la ha llevado de la Isla. “Me siento engañada y terriblemente impotente”, explica Lina.

Y en este punto, vuelve a encontrarse con la misma traba: la propia Justicia. “El sistema judicial de las Islas padece una carencia absoluta de medios”, denuncia Violeta Rodríguez, abogada de Lina, ”es una situación desesperante. El juzgado que lleva nuestro caso en Inca no tiene un juez titular en estos momentos. Así que, cada día nos tenemos que conformar con hablar con la secretaria judicial y aguantar la impotencia de volver a casa sin respuesta”.

Y mientras Lina, cada vez más lejos de Laura. «¿Cuánto tiempo tengo que esperar para que se ejecute la sentencia para poder intentar tener un encuentro con mi hija antes de que sea tarde? Porque hay que tener en cuenta el odio que se le ha inculcado hacia mí. Algo dificil de solucionar si no es mediante esta terapia y control«, se pregunta Lina al tiempo que confiesa que está desesperada: “Si supiera lo que tengo que hacer para recuperar a mi hija, créeme, lo haría sin dudarlo”. Lo único que tiene claro es que no piensa arrojar la toalla.

“Sólo quiero hablar con ella. Puedo entender que quiera estar con su padre. Yo eso lo respeto. Lo único que le pido es otra oportunidad… Creo que me la merezco”, asegura esta madre con los ojos empañados en lágrimas.

CIENTOS DE HISTORIAS REPETIDAS

Pero, afortunadamente, Lina no está sola. En su lucha, ha encontrado a cientos de padres y madres que comparten su pesadilla y que, juntos, no cejarán en su empeño de recuperar a sus hijos. Ellos saben que se enfrentan a un problema de difícil solución, pero no imposible: el síndrome de alienación parental.

María Morcillo, presidenta en Mallorca de la asociación defensa del menor sobre el síndrome de alienación parental (ADMESAP), asegura que esta patología “es como un muro en el que el niño se refugia” y que le impide ver más alla y que se crea cuando el menor es manipulado por uno de sus progenitores. Y va más allá afirmando que “es un maltrato psicológico, sobre todo cuando implica inculcar al niño un odio hacia uno de sus padres”.

De este modo, Lina, con el apoyo de sus compañeros, está dispuesta a hacer todo lo que esté en su mano para poder vivir un final feliz.

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